Vengadores de Karak-Hydra

Vengadores de Karak-Hydra
Aplasta al hereje y restaura el honor

domingo, 8 de mayo de 2016

Recuperando escritos de tiempos perdidos

La Niebla

Siento el frío adherirse poco a poco a mis huesos. Despacio, casi tranquilo, pero inexorable en su avance hacia mi tuétano. Noto como mi mente empieza a divagar, mis pensamientos se congelan y mi consciencia se entumece. Sí, siento el frío, pero… ¿De dónde procede? ¿Qué ha hecho llegar este maldito hielo a mi cuerpo? ¿Cómo han llegado sus frágiles cristales a llenar mi sangre de icebergs?
Mi Sol brilla menos. La luz que me mantenía caliente, alejado de los crueles brazos del mal tiempo, vacila. Duda en su empeño, agotado tras tantos siglos de vigilancia en su puesto. El tiempo, chismoso, entrometido e impasible, envidia el amor que el sol prodiga y en un alarde de inmenso despecho, desborda los oídos del gran astro de mentiras y halagos, de frustraciones y sueños, de agobio y promesas. Confuso, descuida sus tareas; su fuego se adormece, su luz tiembla y sus ardientes ojos apagan su brillo a un tenue titilar.
El tiempo es culpable de que la bruma me cubra, como un sudario espectral. Un aura de miedo y dolor, tan peligrosa como el acero desnudo pero mucho más sutil en su empeño. El vapor se condensa y se pega a la piel, se confunde con sudor, engañando al cuerpo y dejándolo desvalido contra el invasor. Tan fría es la niebla que engaña a los sentidos y más que frío, solo sientes pena. Mi corazón se pudre en un abrazo de fango, la niebla me ahoga y necesito al sol más que nunca. El tiempo se ha vuelto niebla y es por eso que, engañado, el sol tiembla. Se atormenta por no ver que quien lo adulaba y distraía era el peligro del que durante tanto tiempo me protegió.
El frío ya paraliza mis sentidos y aguijonea mis órganos internos. Mi corazón tirita de miedo pero sigue bombeando sangre. Una sangre reptiliana, congelada, Pero aún llena de vida. La resistencia de mi ser es frágil. Necesito a mi Sol brillando, abrazándome en el calor de su seno. La niebla avanza, nunca descansa. Si el Sol vacila, si duda, mi vida estará condenada a la extinción.

El infierno no quema, el verdadero dolor es frío como el hielo.

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